Eufhmia (eufemía) significa "palabra de buen
augurio" (su contrario es blasfhmia / blasfemía, que significa "palabra de mal augurio", que
no debe ser pronunciada en las ceremonias religiosas). Se llama también en griego eufemía
a la acción de evitar las palabras de mal augurio, de donde procede el significado de
"silencio religioso". Otro significado es el de "eufemismo", y que se
refiere al empleo de una palabra favorable en vez de la negativa que correspondería, por
ser de mal augurio. Se evitaban estas voces incluso en los propios textos de las leyes.
Por eso se evitaba la palabra muerte, e incluso se hablaba de Euménides, es decir,
benévolas, para denominar a las terribles Erinias. O bien denominaban Ponto Euxino, o
sea, mar hospitalario, al mar Negro, famoso por sus terribles naufragios. Significa
también eufemía elegancia en el lenguaje, alabanza y palabra de elogio. De ahí
que se use también en griego la palabra eufemía para denominar la buena fama.
Santa Eufemia Santa Eufemia virgen y mártir vivió en
Calcedonia de Bitinia (Asia Menor). San Paulino de Nola y san Pedro Crisólogo (¡de
palabra de oro!) ensalzaron su memoria, y el obispo de Poitiers la enaltece en sus
célebres himnos De virginitate, poniéndola la primera después de la Santísima
Virgen. Sucedió que el procónsul Prisco detuvo a Eufemia y a otros cuarenta y nueve
cristianos y durante diecinueve días estuvo torturándoles por ver si así les obligaba a
renegar de su fe. Eufemia, haciendo honor a su nombre, se explicó de una forma tan
convincente, que dos verdugos, Sóstenes y Víctor, se negaron a seguir haciendo su
trabajo, por lo que fueron arrojados a los leones. Los otros mártires fueron llevados a
Roma para servir de diversión a la plebe, y Eufemia arrojada a los leones, quienes la
respetaron por mucho tiempo. Pero la santa, viendo que su destino era el martirio, rezó
para que los leones acabasen con ella. Su oración fue escuchada y uno de los leones se
acercó y le dio un zarpazo mortal. Su cuerpo, que los leones no quisieron devorar, fue
recogido por sus padres y enterrado.
Las Eufemias celebran su onomástica el 20 de
marzo y en septiembre los días 3 y 16. Tienen en común las tres santas, que sufrieron el
martirio a finales del siglo III.
Es digna de mención Eufemia Flavia Aelia Marcia,
emperatriz de Oriente. Llegó a esta dignidad desde lo más bajo: siendo hija de una
familia humilde, su padre decidió venderla como esclava a un romano que, prendado de
ella, quiso manumitirla para elevarla a la condición de esposa. Al cambiar de estado,
cambió también de nombre, abandonando el que hasta entonces había llevado, Lucipia, que
era el de su familia. Su esposo llegó a ser emperador de Oriente, con el nombre de
Justino I.
Aunque de uso muy restringido en occidente, el de
Eufemia resulta ser un nombre muy significativo, que incluso mereció una canción
mexicana titulada exactamente así: Eufemia. ¡Felicidades!
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